En Japón, Fernando Alonso sufrió uno de los accidentes más graves de su trayectoria en la F-1. El asturiano tuvo que abandonar y perdió diez puntos con respecto a su gran rival, Lewis Hamilton. Pero también sufrió una desventaja con vistas al último gran premio del año. Fernando tuvo que cambiar el motor para la carrera de China donde estreno propulsor, el mismo que llevó en Shanghai Hamilton, pero nuevo. Sin embargo, en Brasil el británico montará en su McLaren un propulsor Mercedes, que, como mínimo, le dará una ventaja de una décima por vuelta con respecto al de su compañero, lo que supone unos diez caballos más. Así al menos se dice en la prensa alemana, pero probablemente la desventaja del español sea incluso mayor.
Así las cosas, Alonso se enfrenta en Brasil a dos rivales que tendrán mejores condiciones mecánicas: los Ferrari, que estrenan un motor evolución especialmente diseñado para el último gran premio de la temporada, y su compañero de equipo.
McLaren también ha preparado un propulsor evolucionado para un sólo gran premio que puede estirar más la potencia. No obstante, es cierto que Alonso es un piloto que cuida mucho la mecánica y en el pasado GP de China, una vez abandonó Hamilton y comprobó que la ventaja que le llevaba Raikkonen era excesiva, redujo las revoluciones y marchó a un ritmo más lento. Esta circunstancia hubiera sido peor en otra temporada, pero este año la congelación de los motores impedirá que tanto los ingenieros de Hamilton como los de Ferrari cambien tantos aspectos del propulsor como les gustaría. Incluso así, al ser la de Brasil la última carrera del año, los motores que se estrenen allí sólo tendrán que completar aproximadamente 500 kilómetros.
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