Nada más acabar la jornada, qué significa que Fernando Alonso haya acabado primero y qué significa el tiempo que ha logrado. La lista de argumentos puede ser interminable. Lo primero, que en más de 100 días de Fórmula 1 en 2007, el coche que ayer pilotó el asturiano nunca acabó primero. Ni en unos tests, ni en sesiones libres, ni en cronometradas, ni en carreras. Nada de nada. Fernando lo logró en su primer día.
Lo segundo, que a Fernando le gusta empezar cada temporada con un golpe de efecto. Es posible que acabar primero unos entrenamientos tan tempranos pudiese ser sólo una anécdota, pero de inmediato hace volver la cabeza a todos los rivales. También que un monoplaza cualquiera recibe un salto cualitativo en sus manos que pocos pilotos pueden ofrecer en estos momentos.
La diferencia de nada menos que 2,1 segundos respecto al tiempo de Nelson Piquet el día anterior ya habla por sí sola. Tampoco hay que olvidar que todos los pilotos que rodaron ayer en Jerez tenían al menos seis días completos de experiencia con los nuevos coches sin control de tracción y que Alonso en la vuelta seis estaba emparejado con los mejores.
Lo segundo, que a Fernando le gusta empezar cada temporada con un golpe de efecto. Es posible que acabar primero unos entrenamientos tan tempranos pudiese ser sólo una anécdota, pero de inmediato hace volver la cabeza a todos los rivales. También que un monoplaza cualquiera recibe un salto cualitativo en sus manos que pocos pilotos pueden ofrecer en estos momentos.
La diferencia de nada menos que 2,1 segundos respecto al tiempo de Nelson Piquet el día anterior ya habla por sí sola. Tampoco hay que olvidar que todos los pilotos que rodaron ayer en Jerez tenían al menos seis días completos de experiencia con los nuevos coches sin control de tracción y que Alonso en la vuelta seis estaba emparejado con los mejores.
Golpe moral
Además hay un golpe moral evidente, pues los dos gallos del Mundial, Ferrari y McLaren, ya han estrenado sus nuevos monoplazas, coches construidos expresamente para las nuevas normas y más rápidos que los modelos de 2007 según dicen ellos mismos. Deben estar expectantes para ver cómo es el R28 y cómo rinde con Fernando en su habitáculo desde el día 22 en Cheste.
Otra de las paradojas es que Kovalainen, un piloto de cierto nombre, deja un coche a ocho décimas del McLaren de Alonso y coge ese mismo McLaren y se encuentra a las primeras de cambio a casi tres décimas del Renault que él pilotaba. Por si fuera poco, Fernando rebajó ayer en dos décimas el mejor tiempo de ese coche el pasado diciembre, cifra que hoy podría pulverizar de nuevo.
La cara de incredulidad de unos 50 enviados especiales de toda Europa tampoco es desdeñable. "¿Cómo es posible? ¿Qué crees que hace Fernando Alonso para poder conseguir esos tiempos? La verdad es que es muy prometedor, casi impresionante", comentaban. Era la sensación de haberle visto ganar una carrera y eso es muy significativo. Algo similar deben estar pensando Flavio Briatore y Pat Symonds, máximos responsables del equipo, quienes estaban convencidos de que el R27 era una tartana y que estarán ya frotándose las manos.
Lo que hizo Alonso no es nada nuevo. Le ocurrió en 2006 siendo Fisichella su compañero de equipo. El italiano estrenó el R26 y tras una jornada decepcionante, los rivales empezaban a pensar que en Enstone la habían pifiado. Al día siguiente se subió Fernando y en menos de una hora y tras los reglajes pertinentes, se colocaba al frente de la tabla.
Otra de las paradojas es que Kovalainen, un piloto de cierto nombre, deja un coche a ocho décimas del McLaren de Alonso y coge ese mismo McLaren y se encuentra a las primeras de cambio a casi tres décimas del Renault que él pilotaba. Por si fuera poco, Fernando rebajó ayer en dos décimas el mejor tiempo de ese coche el pasado diciembre, cifra que hoy podría pulverizar de nuevo.
La cara de incredulidad de unos 50 enviados especiales de toda Europa tampoco es desdeñable. "¿Cómo es posible? ¿Qué crees que hace Fernando Alonso para poder conseguir esos tiempos? La verdad es que es muy prometedor, casi impresionante", comentaban. Era la sensación de haberle visto ganar una carrera y eso es muy significativo. Algo similar deben estar pensando Flavio Briatore y Pat Symonds, máximos responsables del equipo, quienes estaban convencidos de que el R27 era una tartana y que estarán ya frotándose las manos.
Lo que hizo Alonso no es nada nuevo. Le ocurrió en 2006 siendo Fisichella su compañero de equipo. El italiano estrenó el R26 y tras una jornada decepcionante, los rivales empezaban a pensar que en Enstone la habían pifiado. Al día siguiente se subió Fernando y en menos de una hora y tras los reglajes pertinentes, se colocaba al frente de la tabla.
Se probaron nuevas soluciones
Además, Alonso habló de pasos importantes para el futuro. En este híbrido del R27 se probaron nuevas soluciones de motor y de frenada que son trasplantables de forma plena al nuevo coche. Algo que parecieron resolver tras un día de trabajo. Las conversaciones con los ingenieros fueron constantes y el saldo bastante generoso a tenor de las palabras del piloto.
Sorprende, además, que todo se hiciese de forma natural en cuanto al programa de trabajo. El español comenzó el trabajo de inmediato, sin aclimatación a ese pilotaje sin ayudas electrónicas. Era como si no se hubiese ido nunca del equipo. Fue ese trabajo pausado el que le fue concediendo la confianza para buscar los límites. A falta de tres vueltas, un juego nuevo de neumáticos le invitó a intentarlo y tras un 1:19.9, llegaba el 1:19.5 a pocos minutos de las cinco de la tarde.
Cayó Raikkonen, que estuvo intratable en la primera jornada. Alonso rebajó en tres décimas su tiempo del primer día y hoy le tocará medirse a Lewis Hamilton en el enfrentamiento más esperado. Tras bajarse sudoroso del coche, Alonso recibió como grito de ánimo de un aficionado local: "¡Dale duro a Hamilton, quillo!". Ni felicidades ni "a por el Mundial" ni nada parecido. Hay ganas de venganza.
Sorprende, además, que todo se hiciese de forma natural en cuanto al programa de trabajo. El español comenzó el trabajo de inmediato, sin aclimatación a ese pilotaje sin ayudas electrónicas. Era como si no se hubiese ido nunca del equipo. Fue ese trabajo pausado el que le fue concediendo la confianza para buscar los límites. A falta de tres vueltas, un juego nuevo de neumáticos le invitó a intentarlo y tras un 1:19.9, llegaba el 1:19.5 a pocos minutos de las cinco de la tarde.
Cayó Raikkonen, que estuvo intratable en la primera jornada. Alonso rebajó en tres décimas su tiempo del primer día y hoy le tocará medirse a Lewis Hamilton en el enfrentamiento más esperado. Tras bajarse sudoroso del coche, Alonso recibió como grito de ánimo de un aficionado local: "¡Dale duro a Hamilton, quillo!". Ni felicidades ni "a por el Mundial" ni nada parecido. Hay ganas de venganza.
De la Rosa hizo 500 kilómetros
Por otro lado, Pedro de la Rosa terminó segundo por detrás de Alonso en su segunda sesión de entrenamientos con el nuevo MP4-23. El catalán fue apenas una décima más lento que el bicampeón del mundo, pero su tarea en el circuito andaluz se centró en realizar tandas de 20 vueltas cronometradas para comprobar la fiabilidad del nuevo monoplaza. De la Rosa concluyó su sesión de entrenamientos con un bagaje de 500 kilómetros entre sus manos y buenas sensaciones, siendo, además, más veloz que su compañero de equipo Heikki Kovalainen.
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