Si el asturiano consigue la libertad en McLaren, el equipo de la bebida energética es el que más le gusta por su generoso presupuesto, la presencia de Adrian Newey y su proyección de futuro. Sustituiría a David Coulthard. Toyota es el siguiente.
Fernando Alonso vive horas claves para la resolución de su futuro. Para hoy está prevista una reunión clave entre su mánager, Luis García-Abad, y Ron Dennis. De ese encuentro puede salir la carta de libertad para el ovetense, un pleito en el que deberán entrar en juego los abogados, o su continuidad en McLaren. Letrados que, por cierto, no están en Woking ni, de momento, se les espera. El bicampeón sabe que sólo en su actual escudería tiene opciones seguras de luchar de nuevo por su tercer título, aunque la convivencia con el dueño del equipo es insostenible. Sólo decidiría seguir vestido de plata si le dan garantías por escrito de que va tener el mismo trato que su compañero de equipo. Está difícil...
Si se queda libre, Alonso tiene una preferencia por encima de todas las demás: Red Bull. Un auténtico bombazo informativo. El damnificado de la operación sería David Coulthard, que abandonaría la escudería y dejaría así los grandes premios. Webber, más veloz, aunque con muchas menos carreras terminadas, sería el compañero del ovetense. Son dos buenos amigos fuera de la pista.
El equipo de la bebida energética, equipado con motores Renault de buen nivel, tiene muchísimo potencial, dinero a espuertas y un equipo de ingenieros de primer nivel, liderado por el mítico responsable de diseño Adrian Newey. También hay un grupo de técnicos procedentes de Renault, entre ellos, el amigo de Fernando, Paul Monaghan, jefe de ingeniería y ex ingeniero de pista del español. Una cuenta solvente es lo que necesita el asturiano para evolucionar un monoplaza ya construido. Red Bull sumó el año pasado 24 puntos, quedándose a nueve de Williams.
Pero habría batido a la escudería de Grove si Webber no llega a tener tanta mala suerte. En Fuji, sin ir más lejos, el desacierto de Hamilton produjo su accidente cuando iba a disputarle la victoria. No es, desde luego, comparable a competir con McLaren, pero sí que permitiría una transición digna hacia Ferrari. La escudería austriaca le permite fichar por dos años con uno de ellos abierto, que le daría la posibilidad de irse al equipo de Maranello en 2009.
La siguiente opción en la lista de futuribles es Toyota. La formación japonesa tiene en contra su profunda desorganización y a favor, su presupuesto ilimitado, el más alto de la Fórmula 1. Si consiguen darle la garantías deportivas suficientes, Alonso se marcharía a la escudería nipona. Están pujando muy fuerte por el ovetense, y le ofrecen más dinero que nadie, pero deberían cambiar toda su cúpula deportiva y su dependencia de Japón.
Y llegamos a Renault, cada día más lejos de las intenciones del asturiano. La situación económica del equipo no es nada boyante, pese a que ING aumentaría su aportación con la llegada del ovetense. Su equipo técnico ha bajado mucho y el asturiano no quiere repetir errores del pasado. Sus problemas con Pat Symonds, la escasa evolución... y le ofrecen tres años. Pese a lo que hayan podido leer no sólo no ha firmado (como no lo ha hecho por nadie), sino que, además, está en el furgón de cola. Sólo fue una alternativa seria en caso de no poder terminar el año con McLaren.
Williams le gustaba a Alonso en el plano deportivo, pero un reciente informe económico desfavorable le ha hecho desistir. Así se encuentra el desafío al que se enfrenta el bicampeón.
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